Blogia
El teclazo por la verdad

Y BUSH, ¿DE QUÉ TE RÍES?

Y BUSH, ¿DE QUÉ TE RÍES?

NORLAND ROSENDO GONZÁLEZ

Ahora que está a punto de retornar a las eternas vacaciones intelectuales que nunca debió abandonar, a W. Bush le han deparado una humorística despedida. El filme W, de Oliver Stone ya es un exitazo sin estrenarse aún.

La película ha recibido una publicidad gratis, después que el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, socio del emperador, censurara su estreno en el festival de cine de Roma.

Inmediatamente, los organizadores londinenses de otra cita del  séptimo arte, de mayor envergadura, inclusive, se percataron de la mina que significaba asumir la premiere, y dos semanas antes de las elecciones en los Estados Unidos se proyectará en esa urbe europea la cinta, en medio de una gran expectativa generada por la campaña promocional y mediática.

El cartel que anuncia el filme descuella por su originalidad, pero sobre todo porque incluye una síntesis —muy breve por cuestiones de espacio, obvio—, de las célebres frases que ha pronunciado Bush durante los 8 años de inquilino de la Casa Blanca.

A punto de expirar su mandato, que comenzó con una de las más espectaculares jugadas de la mafia cubana de Miami que le arrebató en el 2000 la victoria al candidato demócrata Albert Gore, a W. no se le debe dejar que improvise ante los micrófonos, pues comete dislates que semejan un auténtico show humorístico.

Son tantos sus aportes a la enciclopedia de la incultura universal, que no basta con un tomo para poder reflejarlos todos. Sus “conocimientos” resultan tan elocuentes, que abarcan la inmensa mayoría de los sectores imaginables y hasta los celestiales. Porque de todo sabe el señor...

Los periodistas cazachistes han tenido en él a una de sus mejores fuentes de información, cada conferencia de prensa suya resulta una oportunidad excepcional para convertir lo intrascendente e incoherente de sus oraciones en espectaculares noticias que provocan estruendosas risotadas en el público.

Por ejemplo, entre sus grandes reflexiones filosóficas podemos citar las siguientes:

«Si no hacemos la guerra, corremos el riesgo de fracasar».

«No es la contaminación la que amenaza el medio ambiente, sino la impureza del aire y del agua».

«El futuro será mejor mañana».

«Un número bajo de votantes es una indicación de que menos personas están yendo a votar».

Nadie puede dudar que con un mandatario así, el imperio dure una eternidad, sobre todo ahora que los show mediáticos se han convertido en el centro espiritual e ideológico de millones de personas en el planeta.

Imagino que debió ser más difícil que rodar el filme, incluso, escoger las frases que conformarían el cartel. O que alguien, a la par que ocurría todo el proceso de elaboración de la cinta, se dedicara a tiempo completo a hacer la selección.

En asuntos exteriores, W. Bush pondría en aprietos a cualquier experto en análisis de discurso, porque me gustaría saber que significan las siguientes expresiones:

«Hemos perdido mucho tiempo hablando de África con justicia. África es una nación que sufre una increíble enfermedad»

«He hablado con Vicente Fox (ex presidente de México), para tener petróleo que enviar a Estados Unidos. Así no dependeremos del petróleo extranjero»

«¿Ustedes también tienen negros?» (Al ex presidente brasileño Fernando Enrique Cardoso)

«Entiendo que la agitación en Oriente Próximo crea agitación en toda la región»

«Mi viaje a Asia comienza en Japón por una razón importante. Comienza aquí porque desde hace siglo y medio América y Japón han formado una de las mayores y más duraderas alianzas de los tiempos modernos. De esta alianza salió una era de paz en el Pacífico»

«La gran mayoría de nuestras importaciones vienen de fuera del país»

«Nosotros tenemos un firme compromiso con la OTAN. Nosotros formamos parte de la OTAN. Nosotros tenemos un firme compromiso con Europa. Nosotros formamos parte de Europa»

«El Holocausto fue un período obsceno en la Historia de nuestra nación. Quiero decir, en la Historia de este Siglo. Pero todos vivimos en este siglo. Yo no viví en ese siglo».

Si la película de Oliver Stone tiene visos de comicidad, temo que la fantasía esta vez no supere la realidad. Imposible rebasar las genialidades de W. Bush, un presidente de los Estados Unidos que jamás dejó resquicios para que bostezara la gente que asistiera a sus discursos. Un pestañazo, y usted queda fuera del chiste lingüístico.

Quizás uno de sus mayores aportes a la humanidad sea su técnica para garantizar la total atención del auditorio. Qué privilegio ese de Washington, en este siglo casi seguro no vuelva a tener con las riendas del poder a un hombre “tan cómico”. 

La política es uno de sus temas favoritos. Para otros resulta complejo hablar de ese asunto y hacerse entender fuera de los círculos académicos y de expertos. Pero para W. Bush, todo lo contrario, tiene la capacidad de simplificar las frases, y volverlas “comprensibles”. Así tenemos que:

«Una palabra resume probablemente la responsabilidad de cualquier gobernante. Y esa palabra es estar preparado»

«Creo que estamos en un camino irreversible hacia más libertad y democracia. Pero las cosas pueden cambiar»

«Estoy atento no sólo a preservar el poder ejecutivo para mí, sino también para mis predecesores»

«Estamos empeñados en trabajar con ambas partes para llevar el nivel de terror a un nivel aceptable para ambas partes»

«Sé que en Washington hay muchas ambiciones. Es natural. Pero espero que los ambiciosos se den cuenta de que es más fácil triunfar con un éxito que con un fracaso»

«Queremos que cualquiera que pueda encontrar un trabajo sea capaz de encontrar un trabajo»

«Es importante entender que hay más intercambios comerciales que comercio»

Pero la historia no queda ahí. Por mucho que sus asesores le insistieron en que no se dejara provocar por la prensa, que se limitara a leer lo que alguien le había escrito, que no se saliera del guión, en reiteradas ocasiones él no pudo contenerse y en sus citas con los periodistas dejó constancia de su genialidad:

«Pienso que si usted sabe lo que cree, será mucho más fácil responder a su pregunta. No puedo responder a su pregunta».

«La mujer que sabía que sufrí dislexia. ¿Cómo lo sabía, si yo nunca me entrevisté con ella?».

«Cuando me preguntaron quién provocó la revuelta y las muertes en Los Ángeles, mi respuesta fue directa y simple: ¿A quién debemos culpar por la revuelta? A los revoltosos. Los revoltosos son los culpables. ¿A quién debemos culpar por las muertes? Los que mataron son los culpables».

No podía tener un final más feliz, a imagen y semejanza de su cultura, de su innegable sentido del humor. Quizás con una neurona en su cerebro hubiese pasado a la historia como un mandatario más, que a la vuelta de unas décadas nadie recordaría.

Oliver Stone y la enciclopedia de la incultura universal se encargarán de inmortalizarlo.

0 comentarios