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El teclazo por la verdad

Chávez Abarca y el silencio sospechoso de sus cómplices

Es interesante el rebote mediático que ha tenido la captura del terrorista Francisco Chávez Abarca. Si hubiese sido Osama Bin Laden o el Mullah Omar, ahora mismo estaría activada la batería de medios de la (in)comunicación al servicio de los mentirosos (digo, poderosos), haciendo más bulla que las vuvuzelas en los estadios futbolísticos de Sudáfrica.

Pero sucede que el capturado es un terrorista de los que ellos llaman buenos, inocentes y arriesgados amigos que ponen en peligro su vida por estallar el comunismo y las ideas de izquierda, según sus propias definiciones. No importa que en ese empeño mueran unos cientos de infelices, que, aseguran también sus padrinos imperiales, estaban en lugares y momentos equivocados.

Aquí les dejo, entonces, con un profundo artículo de uno que sí conoce, y muy bien, la calaña de estos personajes al servicio del dólar y la muerte.

Percy Francisco Alvarado Godoy

No cabe la menor de las dudas. Francisco Chávez Abarca tiene el triste privilegio de reunir en su persona a todos los males y vicios impensables de ser resumidos en un solo individuo: creación “sui géneris” e inhumana de una vida tormentosa donde se agolpan y se amontonan, en plácido forcejeo,  el terrorista y el mercenario; el asesino insensible e inescrupuloso; el ladrón de oficio, amante reiterado de lo ajeno; el buscavidas que odia al trabajo y al esfuerzo digno;  y, sobre todo, el servil lacayo capaz de hacer cualquier atrocidad por un poco del  protagonismo vendido en los westerns y thrillers norteamericanos, al igual que su afán desmedido por la aventura y el dinero. Esa mezcla atroz lo llevó un día a asociarse como lo hizo una vez Sancho Panza ─con el perdón de Don Miguel de Cervantes─, a otros criminales de mayor envergadura como los ilusorios y modernos Quijotes del mal, antítesis del original, Luis Posada Carriles y sus socios de la FNCA, así como la mafia cubano-venezolana de Miami, quienes albergan el quijotesco e ilusorio sueño de destruir a las Revoluciones Cubana y Bolivariana. 

Ese tortuoso deambular al servicio del mal, los vínculos permanentes con sus asociados del terror, así como una infundada impunidad ─gracias a la complacencia de varios gobiernos centroamericanos en los últimos años─, lo condujeron hace unos días a Venezuela para repetir la oleada de terror que implementó, por órdenes de Posada y la FNCA, allá en la década de los noventa, contra instalaciones turísticas en Cuba. Ahora fue detenido en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, esta vez sin contemplaciones, pues Venezuela no es ni Guatemala, ni El Salvador, ni Honduras, ni Costa Rica, en donde pudo pasearse impunemente bajo falsas identidades y con el apoyo de la CIA y de algunos miembros de las altas esferas de los servicios de inteligencia y las FF AA de esos países, así como de los estratos gubernamentales o partidos de derecha como el salvadoreño ARENA, quienes tejen confabulaciones unas veces a espaldas de la opinión pública u otras veces de manera descarada y abierta. 

Mientras  Francisco Chávez Abarca fue deportado hoy  a Cuba, donde estoy seguro será juzgado con todo el peso de la ley, pero dentro del marco del debido proceso, sus cómplices callan.  Sólo ha aparecido en su defensa la voz de su esposa, Karla Trigueros, quien no es totalmente ajena a las actividades de su esposo, pues al menos conocía cada uno de sus pasos, aludiendo un secuestro por parte de las autoridades de inteligencia venezolanas en plena capital guatemalteca. El clásico discurso para confundir a la opinión pública, orientado por los contratistas de Chávez Abarca, parece no hacer diana en alguien. Mientras Miami parece ignorar quién es realmente Chávez Abarca y sus jefes hacen un sospechoso mutis, marcando distancias  del transgresor,  comienza a levantarse en torno a su captura un creciente show mediático. Algunos medios de prensa en El Salvador y Guatemala, así como varias agencias de prensa, ávidas de lo especulativo, han hecho eco a las infundadas acusaciones de Karla Trigueros, implicando al servicio de inteligencia salvadoreño, el Organismo de Inteligencia del Estado (OIE), así como al órgano de inteligencia venezolano, el  Servicio de Inteligencia Bolivariano (SEBIN), en un posible secuestro de su marido. 

Cuba por su parte, como se sabe por todo el mundo, entregó en diferentes momentos a los gobiernos de Guatemala, Panamá, Honduras  y El Salvador,  información sobre el dossier criminal de Chávez Abarca y Luis Posada Carriles, así como en relación con las actividades terroristas de su red centroamericana y sobre sus vínculos con extremistas anticubanos radicados en Miami. Estos gobiernos sabían que Abarca era requerido por Interpol y sobre él pendía una condena desde marzo de 1999, en que fue juzgado por actividades terroristas contra instalaciones turísticas cubanas junto a otros dos salvadoreños: Raúl Ernesto Cruz León y Otto Rodríguez Llerena. Su delito estaba bien definido judicialmente: propiciar, junto a los referidos salvadoreños, a Posada Carriles y los mafiosos miamenses de la FNCA, varios atentados explosivos que causaron la muerte del joven italiano Fabio DiCelmo, heridas a varias personas y cuantiosos daños materiales. Esto ha sido confirmado en estos días por el presidente Mauricio Funes y su  ministro de Relaciones Exteriores.

A pesar de estos informes entregados por Cuba, el terrorista salvadoreño se movió impunemente por Centroamérica y poco o nada se hizo por detenerlo. El salvadoreño Francisco Chávez Abarca, ingresó a Guatemala, procedente de El Salvador,  el 26 de agosto 2004, pero no existe registro sobre salidas posteriores, según la  Dirección General de Migración guatemalteca. ¿No fue ese, acaso, el mismo día en que Mireya Moscoso liberó inconstitucionalmente a Posada Carriles y sus cómplices de su prisión en Panamá? ¡Vaya casualidad! 

Lo interesante del caso es que Chávez Abarca, entrenado por Posada Carriles, ha acudido sistemáticamente al empleo de varias identidades, tales como Manuel González, William González y Roberto Solórzano, tan propio de su “jefazo” Posada Carriles. Esta vez usó el pasaporte falso a nombre de Carlos Adolfo González Ruiz, con fecha de nacimiento del  día 3 de mayo de 1972 y nacido supuestamente en Siquinalá, Escuintla, República de Guatemala ─paradójicamente, en el mismo sitio en que nací yo─. A pesar de que ese pasaporte, según Migración de Guatemala, no fue usado posteriormente para salir del país, sin embargo, Chávez Abarca se movió durante los últimos años pos varios países centroamericanos desde el 2004. ¿Lo hizo usando otros pasaportes falsos o, simplemente, fue “ignorado” deliberadamente por sus cómplices dentro de las autoridades migratorias de Honduras, Costa Rica y Guatemala? ¿Por qué no se le detuvo cuando ingresó a Honduras mientras se ejecutó el golpe de estado contra Manuel Zelaya y permaneció en el poder el terrorista de estado Roberto Micheletti? ¿Serán, acaso, infundadas las sospechas de que participó en la represión contra el pueblo hondureño y asesinó a algunos líderes y periodistas vinculados a la resistencia? Y por último, ¿por qué el gobierno de Costa Rica, que se precia de ser esencialmente defensor de la democracia y de no aprobar al terrorismo, no lo detuvo el 1 de julio cuando salió de su país en un avión de TACA, rumbo a Maiquetía? 

MIENTRAS TANTO EN MIAMI… 

Miami se ha convertido no solo en refugio plácido y seguro para terroristas y extremistas de origen cubano. Allí han coincidido centenares de malandros, escuálidos y apátridas venezolanos para convivir, conspirar y planear todo tipo de atentados y magnicidios contra los líderes de las revoluciones cubana y venezolana. Juntos entretejen sórdidas conspiraciones no solo mediáticas y desestabilizadoras, sino también planes magnicidas y oleadas terroristas. No todo es “lucha pacífica”, “ni solidaridad conjunta y participativa”. El apoyo del amo les protege y los hace impunes para preparar comandos armados, entrenar diariamente con armas, incluso prohibidas, por la legislación norteamericana, así como para organizar y dirigir a sus bases contrarrevolucionarias internas en Cuba y Venezuela. No hace mucho, el 25 de junio, el Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica ha decidido otorgar una Certificación Congresional al exilio venezolano, lo que les permite ver abiertas las puertas a tipo de ayuda de EE UU en su labor contra la Revolución Bolivariana. Por supuesto, tal medida despertó una irracional alegría en la contra venezolana, al extremo que prepararon un festín  ayer junto a contrarrevolucionarios de origen cubano como el congresista Mario Díaz Balart, aliado  a ultranza de los anti bolivarianos, nada menos que en el Hilton Garden INN Miami Airport West Hotel. 

Miami es la base propicia para la guerra mediática pues cuentan con la cobertura gratuita de una prensa ideológicamente identificada con el anticomunismo y la ultraderecha. Prueba de ello es que ayer un grupo de contrarrevolucionarios venezolanos, bajo el auspicio de la Fundación para la Defensa de los Presos, Exiliados y Familiares (FUNDAPREFC), Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (VEPPEX), el Independent Venezuelan-Amercian Citizens (IVAC) y Radionexx, organizaron una rueda de prensa para denigrar y contribuir a la satanización internacional de Hugo Chávez y su gobierno. Junto a los apátridas venezolanos como Theresly Malave, de la organización provocadora Justicia, Progreso y Paz, y Nelson Afiuni, se reunieron varios anti chavistas como Iván Ballesteros, Teniente Coronel retirado de la Fuerza Aérea Venezolana y candidato a la Asamblea Nacional.  

En la misma sintonía de guerra mediática, el 11 de junio pasado acudió a Miami Roderick Navarro, al que tildan como “el más importante dirigente universitario de Venezuela”, en franco desconocimiento del apoyo que brinda la mayoría de los estudiantes en Venezuela a la Revolución Bolivariana. No es la primera vez, por supuesto, que EE UU invita a estudiantes a su territorio para orquestar campañas anti chavistas. Ya lo hizo en agosto de 2009 y lo ha continuado haciendo sistemáticamente. Por su parte, Navarro cumplió su papel pues, además de diatribar contra Chávez, junto a sus socios de ORVEX, FUNDAPREFC, VEPPEX, IVAC y la Red de Estudiantes Venezolanos Unidos (REVU), se dedicó a confraternizar y recibir instrucciones de mafiosos cubanos del Directorio Democrático Cubano y otras organizaciones de marcado historial terrorista, quienes se han hecho asociados entre sí para llevar a cabo todo tipo de ataques contra Cuba y Venezuela. Tal es así, que no resulta extraño ver confraternizar a terroristas cubanos con escuálidos venezolanos como Patricia Poleo, el Capitán GN Javier Nieto Quintero, Iván Ballesteros, el teniente de la GN José Antonio Colina Pulido,  el  Teniente de Navío (Armada) Henry Clemen, el Mayor GN  Manuel Ramírez, el Capitán  GN Pedro Flores, el General GN  Marcos Ferreira, el Contralmirante Carratu Molina. 

Otro hecho anti venezolano preparado por los escuálidos en Miami se realizó 13 de abril pasado, en una campaña por sabotear la labor de los diplomáticos venezolanos en EE UU., empleando falsas acusaciones sobre su desempeño. Allí también estuvieron presentes mafiosos anticubanos de Miami. Lo cierto es que, mientras se montan todos estos shows mediáticos, campañas desestabilizadoras, marchas provocadoras y todo tipo de algarabía, otras cosas ocurren en el más tenebroso silencio. En secreto, mientras los medios cubren y sobredimensionan estos hechos públicos, terroristas cubanos y venezolanos urden planes de magnicidio contra Hugo Chávez y preparan atentados terroristas en Cuba y Venezuela para crear el caos y la muerte de centenares de inocentes. No me refiero, por supuesto, a las fantochadas de Rodolfo Frómeta Caballero y sus Comandos F-4, junto al grupúsculo de ex militares venezolanos que entrenan con ellos. Tampoco a los estafadores del Directorio Democrático Cubano y MAR por Cuba. Me refiero a terroristas más peligrosos, hoy sueltos en la calle como Posada Carriles, Guillermo Novo Sampoll, Pedro Crispín Remón, Gaspar Jiménez Escobedo, Santiago Álvarez y otros, así como sus socios dentro de la Fundación Cubano Americana (FNCA), el Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), Hermanos al Rescate, Alpha 66, Cuba Independiente y Democrática (CID), Brigada 2506, Club de Ex Presos Políticos, quienes estuvieron directamente vinculados a acciones criminales y terroristas contra Cuba, estableciendo lazos directos, incluso, con Francisco Chávez Abarca. Esos terroristas y grupos, aliados con ORVEX, FUNDAPREFC, VEPPEX, IVAC y la Red de Estudiantes Venezolanos Unidos (REVU), así como los propios escuálidos radicados en Venezuela, son los artífices de los planes terroristas que se ejecutarían en Venezuela durante las próximas elecciones, incluido un plan magnicida contra Chávez y otros dirigentes del PSUV. 

VINCULOS DE ANTAÑO, NO LLEVAN A ENGAÑO 

Desde hace varios años la FNCA, cuyo grupo paramilitar organizó y financió la oleada terrorista contra el turismo en la Habana y Varadero, empleando para ello a Posada Carriles y su red terrorista centroamericana, que incluía a Chávez Abarca como reclutador de mercenarios y ejecutor directo de atentados, ha mantenido  no solo una pública, sino también secreta beligerancia contra Venezuela. Ya en el 2006, Jorge Mas Santos, su actual Chairman,  incrementó sus ataques contra Hugo Chávez y su apoyo a Cuba, al declarar que Venezuela: “Es un peligro y le pido a Estados Unidos y a la comunidad internacional que mediante esfuerzos diplomáticos no permitan que Hugo Chávez intervenga en la temática cubana”.  

Un tiempo después, en el 2008, el entonces director ejecutivo de la FNCA, Joe García, no tuvo reparos en reconocer sus vínculos con la contrarrevolución anti bolivariana, al declarar a El Nuevo Herald:  “Es cierto, hemos asesorado a la oposición venezolana, como hemos hecho con muchos otros países en distintas situaciones'', (…) pero no estamos inmiscuidos en la situación interna del país, porque con el monumental trabajo por la libertad de Cuba ya tenemos más que suficiente”. Luego, puntualizó en dicha entrevista: “nos hemos reunido con miembros de la oposición, la organizada y la desorganizada, con miembros del exilio venezolano, y cuando nos han preguntado nuestras opiniones en Washington sobre lo que pasa en Venezuela la hemos trasmitido”. 

En mi caso particular, en que he trabajado para la FNCA, supuestamente como uno de sus terroristas durante varios años, pero agente de la seguridad cubana en realidad, ocasión en que descubrí a los principales miembros de su célula paramilitar como Francisco José Hernández Calvo, Horacio Salvador García Cordero, Luis Zúñiga Rey, Alfredo Domingo Otero, así como a Luis Posada Carriles y Gaspar Jiménez Escobedo, no me queda la menor de las dudas de que este grupo de terroristas está  inmiscuidos en el plan de atentados que efectuaría Chávez Abarca en Venezuela. Los conozco y los he estudiado con detenimiento. Ellos pusieron su experiencia y, por supuesto, grupos anti bolivarianos en Miami y Venezuela pusieron los recursos financieros, la logística necesaria, los explosivos a utilizar, casas de seguridad, vehículos y otros medios de transporte, conexiones para garantizar la impunidad y la selección de los objetivos.  La verdad, al respecto, saldrá a la luz muy pronto. 

La exigencia del diputado Juan José Mendoza, presidente de la Comisión de Seguridad y Defensa de la Asamblea Nacional de Venezuela, para que se esclarezca la verdad y la participación de la auto llamada “oposición” permitirá conocer cada detalle de este plan terrorista contra el pueblo venezolano. Sin tapujos, el diputado expresó la gran verdad de lo que sucedería: “Chávez Abarca venía a provocar la muerte de miles de venezolanos, de hombres, mujeres y niños para crear una ola de terror y desestabilización para que en Venezuela no hubiese un proceso electoral el próximo 26 de septiembre”.  

Hoy está en manos de la justicia cubana quien entró a Cuba entre abril y mayo de 1997, en tres oportunidades, usando un pasaporte salvadoreño con su verdadera identidad e identificado con el número 816604, para colocar dos cargas explosivas en el hotel Meliá Cohíba: la primera en la entonces discoteca “Aché” de dicho hotel y que provocó una gran destrucción tras su detonación en la madrugada del día 12 de abril de ese año; la segunda, colocada en el piso 15 de la misma instalación, el 30 de abril, no hizo explosión. Si su culpa por estos actos es incuestionable, su delito lo es aún mayor al haberse dedicado a reclutar a Raúl Ernesto Cruz León y a otros tres guatemaltecos para realizar  la oleada de atentados de 1997. Esta vez, no escapará de la justicia.

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