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El teclazo por la verdad

Cuba apuesta por la racionalidad y la disciplina económica

Por Norland Rosendo González
El parlamento cubano analiza por estos días la situación de la economía en el año 2010 y las proyecciones para el 2011, con sentido crítico y objetivo, como requieren los tiempos actuales, de acuerdo con la actualización del modelo de la economía socialista cubano.
Dos términos fueron reiterados por el vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo Jorge: disciplina y organización en los procesos económicos.
Por esa causa se incumplió este año el plan físico de producción de varios renglones cuyos precios aumentaron en el mercado mundial por encima de lo previsto.
De haberse logrado los volúmenes planificados, Cuba hubiese tenido ingresos superiores, muy necesarios para reactivar la economía y cumplir con los compromisos de la deuda externa.
Por ejemplo, el níquel se cotizó a más de 20 mil dólares la tonelada, cuando el precio previsto era de algo más de 14 mil dólares; pero no se logró el plan físico, por lo que se dejaron de aportar cerca de 120 millones de dólares.
En el caso del azúcar, se pudieron ingresar entre 60 y 65 millones de dólares más por igual concepto. Y así sucedió con otras producciones.
Murillo explicó que eso demuestra falta de previsión, y que significan potencialidades que no se pueden perder en los años venideros, si queremos enderezar la economía cubana.
También por indisciplinas y desorganización se incumplió el plan de inversiones y se inmovilizaron recursos.
Los debates, más que reflejar un estado negativo de la economía, apuestan a una necesidad impostergable: elevar la cultura económica, planificar con racionalidad, sentido común, ser objetivos y profundos en los análisis previos a la aprobación de los planes productivos, las inversiones.
En ese camino estamos los cubanos ahora, sobre todo para garantizar el despegue necesario en sectores estratégicos que puedan servir de locomotoras económicas.
El proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido Comunista de Cuba, que discute toda la población, en franco ejercicio de democracia socialista, apuesta por la organización y la disciplina para que la Revolución sea invulnerable.
Por tanto, los análisis rigurosos, francos y objetivos que desarrolla el Parlamento son un reflejo de la honestidad con que somos capaces de mirarnos los cubanos, no para lamentarnos de los errores y deficiencias, sino para comprender cómo debemos hacer las cosas para ser eficientes, racionales y cumplir los objetivos previstos, en medio de una coyuntura internacional compleja.

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