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El teclazo por la verdad

Con Cuba desde el amanecer

Con Cuba desde el amanecer Por Norland Rosendo González
Muy temprano en la mañana, un poquito antes de lo que tradicionalmente lo hace, se levantó hoy el joven Osbel González para hacer las tareas hogareñas matutinas y poder estar a las 8:00 a.m. frente al televisor.
Hace dos días participó en el desfile de su localidad, Güinía de Miranda, primer poblado liberado por el Che en la antigua región de Las Villas, para conmemorar tantos acontecimientos grandiosos que hacen de abril, un mes histórico para los cubanos.
Ahora, hubiese añorado estar en la Plaza de la Revolución José Martí. Ese escenario de los grandes momentos, que hoy recuerda con una revista militar y un desfile de pueblo, la declaración del carácter socialista de nuestra Revolución y la victoria sobre los invasores mercenarios en Playa Girón.
«Amaneció nublado aquí, pero unos minutos antes de comenzar la revista, el sol salió vigoroso y fuerte por sobre las montañas. Y la señal de la televisión se recibe más nítida después que instalaron una nueva antena para mejorar la calidad de ese servicio en esta localidad», asevera.
Es impresionante, todos marchan con marcialidad y orden. En los rostros hay satisfacción, no solo porque la mayoría sean jóvenes de uno y otro sexo, sino porque cada vez esta Revolución es más inexpugnable.
Osbel no se pierde un instante, se mece en el sillón. «Cuba es grande. Y tiene una dirección histórica que alienta y se ha consagrado a esta obra socialista: Fidel, Raúl, Guillermo García, Ramiro Valdés y tantos otros que abrieron el camino. Ahora nos toca a nosotros seguirlo.»
Frente a la pantalla pasan revista las tropas especiales y los guardafronteras del Ministerio del Interior. Osbel se ajusta la gorra y acerca la mirada: ellos garantizan el orden en este país. Afuera de Cuba hay quienes dicen que aquí no hay tranquilidad. Una de las mentiras más grandes que he escuchado en mi vida», dice sin separar los ojos de la TV.
«Güinía es un pueblito chiquito, perdido entre las montañas del Escambray, y tiene servicios que ya quisieran muchos en otros países, incluso con más riquezas que nosotros. Aquí hay médicos, escuelas, una carretera nueva que parece una autopista, electricidad, y otros tantos que si te cuento no podré concentrarme en el desfile.
«La Plaza es bella, ¿verdad? Y hoy está más linda que nunca. Mira, niños, jóvenes, adultos, todos juntos, codo a codo, porque Cuba es eso, un archipiélago, no solo de islas, sino de generaciones, de culturas, de sueños, todos juntos en el empeño de construir una sociedad mejor cada día.»
Ha comenzado el desfile popular. Hay júbilo, felicidad en los rostros; desde la tribuna, Raúl saluda. Esta es su obra y la de Fidel. La de Martí, Maceo, el Che, Camilo, Almeida, la de tantos, conocidos y anónimos, pero que aportaron para que Cuba sea hoy un emporio de dignidad.
Osbel sigue meciéndose en el sillón, se deleita con tantos colores patrios, con la emotividad de este sábado de gloria, que será además el que marque el inicio de los debates en plenario del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, que aprobará los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para los próximos años.
Afuera el sol brilla, como Cuba este sábado de historia.

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