Blogia
El teclazo por la verdad

Una industria vigilada por el Che

Una industria vigilada por el Che

NORLAND ROSENDO GONZÁLEZ

 

Bajo la pupila insomne de la estatua que perpetúa la presencia del Comandante Ernesto Guevara en Santa Clara, la Industria Nacional Productora de Utensilios Domésticos (INPUD) Primero de Mayo, fundada por él el 24 de julio de 1964, se erige como una de las fábricas más importantes del complejo industrial del centro de Cuba.

La región de Las Villas fue de las más beneficiadas con el desarrollo empresarial que estimuló la Revolución a partir de la década del sesenta del siglo pasado. A la capital del territorio, el Che, entonces Ministro de Industrias, le prestó especial atención.

El día que se fundó la INPUD, ante una concurrida concentración que acudió al lugar, expresó:

“Compañeros todos: ahora en la víspera de cumplirse un aniversario más de una fecha íntimamente cercana a nosotros como es el 26 de Julio, nuestro Ministerio tiene el orgullo de entregar a su pueblo una nueva planta para suplir necesidades importantes de la población.”

Era una noche que amenazaba la lluvia. Pero nadie de la muchedumbre se movía del sitio. El Che auguraba un futuro nuevo para la ciudad que él mismo había liberado en diciembre de 1958. Enumeraba los cambios que se podían percibir ya. La gente aplaudía.

Esta entidad semejaba un gigante acostado, que dotaba a la urbe de una fábrica exclusiva, en la cual serían empleados miles de trabajadores.

El hoy jubilado José Vázquez Duarte, quien laboró en el área de refrigeración, tuvo el privilegio de conversar en varias ocasiones con el entonces ministro de Industrias, cuando se ejecutaba la obra civil. Así recuerda aquellas charlas que marcaron su definitivo matrimonio laboral con la INPUD.

—¿Y qué experiencia tenés en el montaje?

—Alguna, Comandante. Pasé un curso en Checoslovaquia, pero antes trabajaba en una casa comercial de Cienfuegos que, entre otras cosas, me encomendaba la instalación de aires acondicionados, equipos de frío y hasta plantas eléctricas de cierta complejidad.

—Pues no te dejés impresionar, que va a venir a asesorarte un paisano que le sabe mucho al negocio.

“Efectivamente, a los tres o cuatro días llegó un argentino. Aún no se habían echado los pisos del Taller de Moldes y Troqueles.

“Trabajamos mucho sobre los planos y me dio instrucciones precisas. Así, estuvo viniendo semana tras semana. En aquel entonces se construía rápido, aunque con instrumentos rudimentarios. Recuerdo que el trazado de las líneas para la colocación de las máquinas lo hice con pintura y una regla. Fue por aquellos días cuando intercambié otra vez con el Che:

— ¿Y cómo vas a bajar las máquinas?

—Con lo único que tenemos, Comandante: dos barretas.

— ¡Pero si aquí hay máquinas hasta de diez toneladas, hombre!

—Es que ahora no disponemos de grúa, Comandante.

Bueno, pero cuida bien de esos hombres, que no se vaya a estropear ni uno solito.

“El día de la inauguración lo acompañé durante el recorrido. Él, pregunta que te pregunta, y yo, contesta que te contesta. ¡Hasta de leyes físicas tuve que darle explicaciones!”

En aquel discurso, el Che expresó una idea que definía su concepción estratégica del desarrollo industrial. La cuestión no era solo producir, sino hacerlo con indicadores que permitiesen ser competitivos en el mercado mundial: “Tenemos que alcanzar una técnica que nos permita una eficiencia que esté pareja con la eficiencia del mundo, por eso nosotros tenemos que estar también a la cabeza”, dijo.

PARA SUSTITUIR IMPORTACIONES

Durante la última década del siglo pasado, las producciones de la INPUD se redujeron drásticamente. El período especial obligó a paralizar varias de las líneas tradicionales de la entidad. Pero aparecieron otras.

Ante la crisis del transporte en Cuba, comenzaron a fabricar bicicletas. En el desfile por el Día de los Trabajadores, el primero de mayo de 1991, exhibieron las primeras cien. Entonces era un modelo bastante rudimentario, que perfeccionaron con el tiempo y las innovaciones.

A partir de 1995 reaparecieron en el mercado nacional y pudieron exportar nuevamente, de manera progresiva, cafeteras, ollas a presión, ventiladores y refrigeradores.

Como parte de la estrategia cubana para sustituir importaciones y ante la necesidad de diversificar sus producciones, se insertaron en la fabricación de ventanas, puertas y fregaderos.

También incrementaron las entregas de tomacorrientes e interruptores, así como las de artículos plásticos, luminarias, cocinas industriales, bebederos y cajas de agua.

En todos los casos, tienen en cuenta el empleo racional de los recursos y de los portadores energéticos. Por esos derroteros productivos andan hoy los trabajadores de la empresa, conscientes, como advertía el Che el 24 de julio de 1964, de que la eficiencia es también un indicador imprescindible para la industria socialista.

Desde su gigantesca estatua, en el Complejo Escultórico que guarda sus restos y los de sus compañeros caídos en Bolivia, muy cerca de la INPUD, el Comandante Guerrillero vigila el desarrollo de esa fábrica, insigne en Santa Clara.

0 comentarios