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El teclazo por la verdad

Los «pecados» de Correa

Los «pecados» de Correa
Por Norland Rosendo González

Quince meses después de oscurecer el ALBA en Honduras aplicando los, aparentemente, prehistóricos golpes de Estado, «elementos de dentro y de fuera» quisieron repetir el guión en Ecuador. Unos policías «descontentos» azuzados por la oligarquía y políticos sin crédito, provocaron un jueves triste para la democracia de esa nación sudamericana.
Pero no son los agentes públicos los cerebros de este intento de asonada; apenas son el rostro visible de una confabulación orquestada y financiada por los sectores reaccionarios que tratan de detener el avance de los gobiernos de izquierda en el continente.
América Latina y el Caribe cada vez están mirando menos para el norte. Por muchos caramelos que les quiera regalar el Tío Sam, el convite de los pueblos de la región es en el sur, donde hablan el mismo idioma y se complementan unos a los otros, sin subordinación ni acuerdos draconianos de ¿libre? comercio.
Si no es con golosinas, ¿será con garrote? El presidente Correa ha cometido varios pecados que no «deben» quedar impunes, pues socavan el poder omnipotente de Washington:
Obligó al Comando Sur del Pentágono a desmantelar la base militar de Manta, que tuvo que levantar campamento y mudarse para la vecina Colombia.
No tiene, y no quiere, alianzas militares con los Usamericanos: ¿cómo Washington, entonces, va a «combatir» el narcotráfico en esa porción de la costa del pacífico?
Correa nacionalizó el Banco Central, una decisión que disgustó mucho a los jerarcas del capital privado. Investigó y encontró fraudes en la deuda externa ecuatoriana, así obligó a la banca financiera mundial a renegociarla, con lo que les quitó merengue al pastel de algunas poderosas trasnacionales, sobre todo de la especulación.
Para colmo, Ecuador se ha hecho socio económico de China, y esas inversiones del gigante asiático enojan sobremanera a las corporaciones norteamericanas, que se han visto desplazadas de la zona.
La revolución ciudadana ha logrado cambios estructurales que taladran los esquemas de dominación bananeros diseñados por las elites de poder imperiales. Les ha dado voz y voto a los sectores mayoritarios que, paradójicamente, vivían marginados y excluidos de la política y los beneficios económicos de su propio país.
Correa es un líder. Culto, inteligente, capaz. De verbo hondo y ducho en temas económicos. Cuando habla, la gente lo escucha. El pueblo lo apoya, y tiene visión de futuro. Un hombre así representa un desafío para los intereses oligarcas.
El abortado golpe no fue solo contra Correa. Fue un dardo envenenado contra el ALBA, contra UNASUR. Primero fue Venezuela, no pudieron; después Bolivia, tampoco; lo lograron en Honduras; y ahora lo intentaron en Ecuador, donde fracasaron también. La derecha va perdiendo el juego 3x1.
Pero nada de complacencia. La izquierda en América Latina y el Caribe tiene que estar alerta, los golpes serán ahora por debajo del fajín, como los boxeadores impotentes cuando no pueden con el rival.
Ante esos desafíos, queda la alternativa de acelerar el proceso de unidad, imprescindible para preservar la independencia y el derecho a caminar con nuestros propios pies, sin andaderas ni por los caminos que quieran los poderosos señores del imperio.

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