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El teclazo por la verdad

Gana tu dinero, paga lo que debes

Gana tu dinero, paga lo que debes

 

Por Norland Rosendo González

 

En los hogares, cada uno de los miembros que labora, generalmente, aporta una cantidad de dinero para los gastos comunes de la familia. La cifra puede variar, pero es imprescindible para garantizar comida, jabón, el pago de electricidad, teléfono y agua, y las reparaciones de los equipos electrodomésticos, entre otras inversiones.

Cuando uno no contribuye a ese presupuesto doméstico, hay que hacer reajustes: otro integrante aportará más, se dejarán de adquirir algunos productos o solicitarán un préstamo a un amigo o familiar. Esas son las formas más tradicionales, al menos en nuestro país, para equilibrar los ingresos con los gastos.

Así también funciona el Estado, y uno de los instrumentos fiscales empleados por este para agenciarse los recursos financieros son los tributos, que en Cuba se utilizan para maximizar el bienestar de la población.

En la clausura del IX Congreso de la UJC, en abril de este año, el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, general de ejército Raúl Castro, sentenció: «continuar gastando por encima de los ingresos sencillamente equivale a comernos el futuro y poner en riesgo la supervivencia misma de la Revolución».

El presupuesto del Estado se aprueba por Ley anualmente, y contempla los recursos financieros y gastos previstos para el desarrollo económico y social y el sostenimiento del bienestar material.

En 2009, por ejemplo, los tributos aportaron al país un poco más de 25 mil millones de pesos (59% de los ingresos totales). Ese dinero fue invertido en educación, salud pública, defensa y orden interior, seguridad social, vivienda, servicios comunales, esfera productiva, cultura y arte, ciencia y técnica, deporte y cultura física, asistencia social, entre otros.

Cuando una persona, ya sea natural o jurídica (empresas, cooperativas, etc.) incumple o deja de abonar sus tributos, además de violar una ley, compromete la sostenibilidad del Estado.

Por tanto, es imprescindible elevar el rigor disciplinario en ese sentido, sobre todo ahora que Cuba actualiza su modelo de gestión económica para aumentar la productividad del trabajo, la eficiencia y la calidad de los servicios, entre otras proyecciones que tienen como objetivo supremo, mejorar las condiciones de vida de la población.

¿Cuántos tipos de tributos existen en Cuba? Ante la pregunta, muchos se encogen de hombros, y con frecuencia solo hablan de uno de ellos, los impuestos. La mayoría desconoce los otros dos: tasas y contribuciones.

Los primeros son los montos exigidos al contribuyente para satisfacer necesidades sociales, y no beneficia directamente al que lo abona, sino a todos los miembros de la sociedad. Entre ellos, están los impuestos sobre utilidades, o sea, sobre los montos o rendimientos de actividades comerciales, industriales, financieras, agropecuarias, de servicios, pesqueras, mineras, etc.

También se gravan con impuestos los ingresos personales, las ventas, algunos productos, servicios públicos, la propiedad o posesión de determinados bienes, el transporte terrestre, la transmisión de bienes y herencias, documentos, la utilización de la fuerza de trabajo, y la utilización o explotación de los recursos naturales y para la protección del medio ambiente.

Por las tasas, el contribuyente paga y recibe un servicio o actividad por parte del Estado (peaje, servicios de aeropuerto a pasajeros, radicación de anuncios y propaganda comercial).

Y las contribuciones resultan las erogaciones para un destino específico determinado, que beneficia directa o indirectamente al obligado a su pago. En nuestro país, solo se ha aprobado para garantizar los beneficios de la seguridad social.

Con la apertura de nuevas modalidades de trabajo por cuenta propia, la política tributaria adquirirá un protagonismo mayor dentro de la sociedad cubana, pues cada uno sacará sus cuentas: ingresos, gastos, lo que se debe aportar de impuestos, tasas o contribuciones, un termómetro que, sin dudas, beneficiará a la economía socialista.

Los tributos recaudados a los cuentapropistas engrosarán los presupuestos municipales, lo cual permitirá un oxígeno para que en esta instancia administrativa se puedan ejecutar proyectos de desarrollo local, más cercanos a las necesidades de cada comunidad.

Si en la mayoría de los hogares hacemos malabares financieros para estirar el dinero del mes; el Estado, una suerte de familia gigante, no hace menos, pero necesita del aporte de todos —a tiempo y en las cantidades convenidas— para cumplir sus compromisos con los más diez millones que vivimos en esta casa común llamada Cuba.

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