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El teclazo por la verdad

EL BLOQUEO ECHA HUMO

NORLAND ROSENDO GONZÁLEZ

Cuentan que poco antes de decretar el bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba, el 3 de febrero de 1962, el presidente de los Estados Unidos, Jonh F. Kennedy, envió a uno de sus secretarios a comprar todos los H. Upmann Petit Coronas que encontrara, y solo cuando se supo dueño de al menos mil doscientos puros, rubricó el documento.
Al parecer, Kennedy presentía que en muchos años sus conciudadanos estarían privados del privilegio de fumar los mejores tabacos del mundo, como consecuencia de la tozudez y arbitrariedad de la política de su país contra la naciente revolución cubana.
A pesar de que año tras año, la Asamblea General de las Naciones Unidas condena por abrumadora mayoría este brutal cerco económico, reminiscencia de la guerra fría, Washington persiste en su anacrónica postura y refuerza los mecanismos para hacerla más efectiva y castigar a quienes la violen.
Los inicios del bloqueo se remontan a un documento fechado el 6 de abril de 1960 con la firma del entonces subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Lester D. Mallory, y que fue desclasificado en 1991, en el cual se reconocía la adhesión de la mayoría de los cubanos al proceso revolucionario, razón por la que la única vía posible para derrocar al Gobierno de (Fidel) Castro era generando descontento, dificultades económicas, desaliento y hambre.
No obstante, desde los primeros días del triunfo revolucionario, el gobierno de la Casa Blanca comenzó a poner obstáculos económicos para hacer fracasar al nuevo gobierno de La Habana, que había reemplazado al de Fulgencio Batista, uno de los hombres más serviles a los intereses del capital yanqui que se haya conocido en la historia de Cuba.
Para estrangular a la Revolución, el imperio apeló al cerco económico de manera unilateral, arbitraria y en franca violación de todas las legislaciones internacionales, aparada en su hegemonía militar, diplomática y económica.
Desde entonces, el pueblo cubano ha construido su sociedad socialista con serias limitaciones enel orden comercial, productivo y tecnológico, dada las férreas restricciones impuestas por el vecino del norte.
Entre las consecuencias más visibles para la economía de la Isla figura la imposibilidad de exportar mercancías para el mercado de los EE.UU., lo que se agrava con la Ley Torricellli que prohíbe a los barcos que anclen en Cuba tocar puerto norteamericano en al menos 6 meses, lo que evidencia el carácter extraterritorial de las medidas adoptadas por Washington.
Nuestro país no puede vender materia prima a empresas extranjeras cuya producción final se comercialice en los EE.UU., y tampoco puede adquirir ninguna mercancía que contenga un 10 % de componentes o tecnología de los Estados Unidos. Este acápite incluye los medicamentos y equipos para la salud, lo que tiene un impacto mayor y evidencia la falta de escrúpulos y humanidad de los políticos norteamericanos.
Tampoco se pueden realizar transacciones financieras con el dólar estadounidense y tenemos prohibido acceder a los créditos de los principales organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Por otra parte, el bloqueo priva a los propios ciudadanos norteamericanos a comprar productos de origen cubano, ni siquiera en un tercer país o para consumo fuera de las fronteras de los Estados Unidos, en esa decisión se incluyen tabaco y ron.
Por si fuera poco, está vigente la bochornosa Sección 211 que prohíbe a compañías de otros países con negocios en Cuba demandar a homólogas de los Estados Unidos que usen marcas y patentes de manera ilegal. Al amparo de esa decisión se escudan el robo de marcas cubanas, como las de tabaco Cohíba y la ronera Habana Club.
El bloqueo económico, comercial y financiero viola no solo los derechos de Cuba, sino la soberanía de terceros países y los derechos de sus empresas y sus ciudadanos, y está calificado como un acto de genocidio, de acuerdo con la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948.
Cálculos conservadores valoran los daños a la economía cubana hasta diciembre de 2010, a precios corrientes, en poco más de 104 mil millones de dólares, y la afectación superaría los 975 mil millones de dólares si se considera la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado financiero internacional,.
Medio siglo de bloqueo no ha logrado torcerle el rumbo socialista a la Revolución cubana, pero Washington insiste en seguir acumulando fracasos con esa política, aunque con ella prive a sus propios ciudadanos de fumar los exclusivos tabacos Habanos.

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