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El teclazo por la verdad

No basta con producir

Por Norland Rosendo González

Hace una año, escribí un comentario titulado: Producir, producir y producir. Una verdad que parece de Perogrullo para la agricultura cubana, pero que resulta oportuno retomar ante decisiones «cosechadas» fuera del surco, que alejan del plato diario lo que con tanto sudor logran los campesinos y ponen en «3y2» a la economía nacional.

Hace unas semanas, el director general de la FAO (Organización de las naciones Unidas par la Alimentación y la Agricultura), José Graciano da Silva, anunció que los precios de los alimentos se mantendrán altos y volátiles en la próxima década. Solo en julio, el alza fue de 6%.

Para Cuba, las transacciones se encarecen por la severidad del bloqueo económico, comercial y financiero que impide adquirir cualquier producto que contenga al menos 10% de tecnología o componentes de ese país.

El maíz amarillo se cotizaba el pasado 13 de septiembre (incluido costo, seguro y flete hasta Cuba) a 321 dólares la tonelada. En junio costaba 293. Y en agosto de 2010, el precio era de 207. A ese ritmo, dentro de muy poco, con lo que antes se adquiría una tonelada, podremos comprar apenas la mitad.

El arroz, de agosto de 2010 a este mes ha subido 78 dólares la tonelada, y es uno de los alimentos cuya tendencia alcista parece irreversible en los próximos años, según los pronósticos de los expertos. Una tonelada de leche en polvo descremada valía hace dos años 3 062 dólares. Ahora, 3 421.

Basta con esos tres ejemplos para hacer una reflexión muy sencilla: los mecanismos de acopio tienen que funcionar con eficiencia, inmediatez y sobre todo, sentido común, para que los productos no cojan ciertos atajos que, a la postre, los acercan al consumidor, ¡pero a qué precios!.

Resulta difícil comprender que a un vaquero no le hayan recogido durante varias semanas la leche porque alguien decidió que el carro cisterna no debía detenerse frente a su hogar. Tenía que montar las cantinas en un carretón y llevarlas a más de un kilómetro de su morada para que el mismo vehículo la acopiara.

Por suerte, ya el asunto se solucionó, pero no fue poco lo que dejó de entregar a la industria. A veces, un centenar de litros diarios. Otros, en situación similar, optaron por hacerla quesos, e incluso, emplearla como alimento animal.

Una tonelada de leche en polvo es el equivalente a 10 mil litros en estado fluido. Si una de aquellas cuesta en el mercado foráneo más de 3 000 dólares; cada 100 litros que se dejen de acopiar puede implicarle al Estado gastos cercanos a los 30 dólares para evitar que un niño o un enfermo queden sin ese alimento. Sume semanas, meses… Ahora, para que el asombro sea mayor, sepa que Villa Clara al cierre de agosto le debía 2 619500 litros al plan de entrega a la empresa láctea.

A finales del año pasado, el Gobierno tuvo que erogar 15 millones de dólares más de lo planificado para cubrir con leche del exterior los 40 millones de litros que se dejaron de aportar a la industria, lo que refleja un incumplimiento del Lineamiento 184 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución: «priorizar, a corto plazo, la sustitución de importaciones de aquellos alimentos que puedan ser producidos eficientemente en el país».

Con la entrega de tierras por el Decreto Ley 259, la venta de insumos, los créditos a los productores agropecuarios y otras decisiones tendentes a incentivar un sector estratégico, incluso, para la seguridad nacional, los volúmenes cosechados van en ascenso. No siempre al ritmo deseado, pero crecen.

A la par, deben ajustarse los mecanismos de acopio y comercialización. Y mucha severidad con los responsables de que no queden productos contratados en el surco, porque por ahí hay quien prefiere echarle el combustible a «su» jeep que a un tractor para que entre al campo a comprarle al labriego su cosecha.

El contrato, poco a poco, adquiere el protagonismo que merece. Aún no todos se conciben con la rigurosidad óptima; no obstante, la práctica va corrigiendo los errores, las premuras y otros problemas que lastran el correcto acuerdo entre las partes.

En cada documento debería fijarse con exactitud la fecha de recogida, las posibles variantes ante contingencias, cuándo se entregan los insumos, las cantidades, qué hacer ante picos de maduración adelantados o retrasados y otros elementos que le garanticen al productor un mercado seguro, rentable y eficaz para sus cosechas, y también beneficios a la contraparte.

Mientras más amplio sea el texto, menos espacio habrá para las justificaciones, los pretextos y otras «salidas» que atentan contra el Lineamiento 177: lograr que este sector (agroindustrial) aporte progresivamente a la balanza de pagos del país, para dejar de ser un importador neto de alimentos y disminuir la alta dependencia del financiamiento que hoy se cubre con los ingresos de otros sectores.

No basta con producir. Me pregunto qué pasaría si los responsables tuvieran que pagar de su bolsillo cada vez que por razones subjetivas dejaran de acopiar comida. Todavía hay enormes plantones de marabú en las mentes de algunos burócratas. Y ese es más perjudicial que el que crece en los campos. 

Apuestan caficultores del centro de Cuba por mayor eficiencia en la próxima cosecha

Por Norland Rosendo González

JIBACOA (Manicaragua).— Lograr rendimientos agrícolas e industriales superiores a los del año anterior resulta imprescindible para que los caficultores del Escambray villaclareño cumplan sus compromisos con el balance nacional, aseguró Pedro Blanco Méndez, director de producción de la Empresa Agropecuaria de aquí, única dedicada a ese rubro en la provincia.

Para la cosecha que está a punto de comenzar prevén acopiar 23 mil 548 latas, unas 6 mil 34 menos que en la pasada, aunque aún no ha concluido el proceso de contratación con los productores, lo que pudiera incrementar las cantidades a entregar, aseveró el directivo.

No obstante, puntualizó que se estiman rendimientos agrícolas de 0,12 toneladas por hectárea (el anterior fue de 0,11 ton/ha) y 4,40 libras por cada lata del grano sometida al tratamiento industrial de despulpe (4,30 lib/lata en la contienda precedente), con lo que podrán cumplir el plan de ventas acordado, reafirmó Blanco Méndez.

El decrecimiento obedece a que este año hay en producción 161,1 hectáreas menos que 2011, plantaciones que fueron renovadas como parte de la estrategia de reanimación de ese cultivo en Cuba y aún se encuentran en la etapa de desarrollo. Además, los vientos de Issac el pasado mes de agosto afectaron cerca de 480 latas en la zona de Arroyo Bermejo, aseguró Milagros Borroto, especialista de calidad de la empresa.

Añadió que en la cosecha pasada la maduración del grano se retrasó en la parte alta de la montaña, lo que, al parecer, influyó en que no tuviera una fructífera floración posterior, y concluyó que de las 63,39 hectáreas incorporadas este año a la producción, el 32% tuvo que ser resembrada durante el desarrollo, por lo que todavía no están en óptimas condiciones.

Blanco López enfatizó en que disponen de la fuerza de trabajo necesaria para la cosecha, incluidos 560 estudiantes del plan de la escuela al campo, a lo que se suma un convenio con la UJC para activar 2 brigadas juveniles en la montaña y declarar los jueves El Día de la Gran Recogida en los asentamientos rurales.

También están listas 12 arrias de mulos para el acopio desde las zonas más intrincadas y el transporte fluvial para trasladar el café de las riberas del lago Hanabanilla, puntualizó el directivo, quien destacó que el índice de infestación de la broca es de solo 3 % y ponderó las atenciones culturales, a pesar de que la empresa no recibió todos los recursos previstos ni en la fecha adecuada.

El café de esta zona resulta muy cotizado en el mercado exterior dada su calidad en la taza, por lo que incrementar los volúmenes productivos contribuiría a consolidar un rubro exportable que ha distinguido tradicionalmente al país, además de aportar más para el consumo nacional.

Ahora sí acabaron con la pelota: ¡tremenda ideota!

Por Norland Rosendo González

Nada de lo que venga de la Comisión Nacional de Beisbol me asombra. Absolutamente nada. Excepto que sustituyan a los «tanques pensantes» que llevan varios años esforzándose para darle el tiro de gracia a la pelota cubana, maltrecha, por cierto, en estos tiempos.

Ahora, los jerarcas de ese deporte se han aparecido con una nueva estructura. Por cierto, la misma que presentaron en todas las reuniones efectuadas en todo el país, y que la inmensa mayoría desaprobó. Fue abrumador el porcentaje que expresó su descuerdo con la iniciativa de marras, pero, en nombre de la democracia, fue la adoptada.

Ha sido peor el remedio que la enfermedad. Hasta la primera parte, la propuesta está a tono con las exigencias de los expertos, la prensa, el público y hasta los atletas. Pero la segunda parte mata el espectáculo, el desarrollo de los jugadores noveles, la representatividad, deja de premiar el sacrificio y la entrega el amor por la camiseta, en nombre de subir un techo que, a la vez, derrumba el piso.

Tras 45 juegos, de los 16 equipos en competencia solo quedarán los 8 mejor ubicados (se ha ido Metropolitanos, muy a pesar de los reclamos de los capitalinos, aún no sé cómo pudo suceder, a lo mejor como concesión al resto del país para imponer los otros cambios). Los que avancen tendrán la posibilidad de sustituir hasta 5 de sus atletas por igual cantidad que escogerán de los elencos que quedaron fuera de la segunda etapa.

O sea, un jugador puede sacrificarse, entrenarse mucho, hacer un papel decoroso en la primera ronda, pero podrá ir al banco o, incluso, a las gradas, para ser reemplazado por algún consagrado, de los escogidos por los seleccionadores nacionales, que a lo mejor ni se esforzó en sudar la camiseta porque se sabía sembrado para los 42 juegos de la verdad.

A mí como espectador no me daría mucha emoción ver al Villa Clara coronarse campeón gracias a un jonrón de Lerys Aguilera, ni colgado del brazo de Vichiohandry Odelín, ni por un doble play iniciado por el torpedero Yordan Manduley.

Difícil será para el cuerpo técnico de los anaranjados encontrar un torpedero regular si la probabilidad mayor, en caso de clasificar, será «importar» para la segunda fase a uno más estable en esa posición, o recomendado por los seleccionadores nacionales.

Más aconsejable hubiera sido que los 8 elencos que avancen, defiendan su derecho a estar entre los 4 finalistas con sus propios méritos, con sus atletas, con el sistema de juego que ensayaron en los entrenamientos, el team work. Y aplicar otras variantes, que muchísimas fueron presentadas, desde dos divisiones hasta un torneo super élite.

Pero no, lo mejor fue matar pájaros de un tiro: subir el techo y preservar algo de espectáculo. Dudo que ambas cosas se logren y no descarto que el próximo año aparezca una nueva estructura.

Con esta, que me perdonen los que la diseñaron, discrepo. Y hasta tanto no me convenzan de lo contrario traerá más problemas que beneficios. Ojalá yo esté equivocado.

El mejor café «se injerta» pie fuerte


Por Norland Rosendo González

Aunque no se mueven más de un centímetro en toda su vida, los nematodos son unas lombrices microscópicas que amenazaban con dejarnos sin poder degustar el mejor café de las montañas del Escambray: el de la especie Caffea Arabica. Pero un «truco» de la ciencia ha devenido la solución para que la estrategia integral de reanimación de ese cultivo siga por buen rumbo en el lomerío manicaragüense.

Los estudios de suelos arrojan que un porcentaje significativo están contaminados y la «cura», además de resultar muy costosa en términos financieros, requiere de agrotóxicos agresivos al medio ambiente, sobre todo el Bromuro de Metilo, que afecta la capa de ozono. Cuba es signatario del Protocolo de Montreal para la eliminación total de esa sustancia.

Los nematodos, detectados en Cuba desde 1971, afectan las plantas de las variedades arábicas, las de mayor calidad en taza y por tanto, de más demanda en el mercado foráneo; pero la especie Caffea Canephora (Robusta), cuya calidad del grano es inferior, sí tolera este parásito. A partir de esa combinación de cualidades, los científicos están apelando al injerto de yemas arábicas en patrones robustas.

Esta novedad tecnológica fue concebida por el agrónomo y científico guatemalteco Efraín Humberto Reyna (fallecido en 2003), quien el 27 de diciembre de 1962 la dio a conocer, variante que, sin dudas, revolucionó la caficultura.

Los investigadores de la Unidad Científico Técnica de Base (UCTB) Jibacoa ya habían hecho injertos desde la década de los 80 del siglo pasado, aunque de manera experimental. Donde más auge adquirió esa práctica fue en la región oriental del país, dada la gran cantidad de suelos contaminados y las extensiones de cafetos.

La técnica consiste en tomar un segmento de una plántula de café arábico e introducirlo en el tallo de una de Robusta y lograr que se establezca continuidad en los flujos de las savias bruta y elaborada entre los tallos receptor e injertado. De esta manera, el tallo injertado forma un tejido de cicatrización junto con el receptor y queda perfectamente integrado a éste, por lo que puede reiniciar su crecimiento y producir hojas, ramas y órganos reproductivos.

La necesidad de poblar áreas de la serranía villaclareña afectadas con nematodos, pero de buenas condiciones para la producción cafetalera, exigió recurrir al injerto para «burlar» a ese bichito tan perjudicial para las variedades arábicas.

Para el ingeniero agrónomo Leonardo Calzada Rodríguez, experto de la UCTB, los injertos en patrones robustas no solo permiten cultivar en zonas contaminadas, sino que prepara la planta para tolerar la sequía como consecuencia del cambio climático, absorbe mejor el agua y los nutrientes y tiene mayor productividad, sin afectar la alta calidad de la taza característica del Escambray.

En 2010 produjeron 4 mil plántulas que fueron sembradas en la UBPC La Herradura. Este año lograron 30 mil para esa misma forma productiva e incorporaron a cinco cosecheros individuales, más 10 mil que aportaron a Cienfuegos, y para el año próximo la demanda es ya de 50 mil aquí y hay interés de los trinitarios por adquirirlas.

Según Pedro Blanco Suárez, director de producción de la Empresa Agropecauria, las áreas plantadas con injertos tienen un desarrollo notable y aún sin estar en producción, algunas ya dan los primeros frutos en cantidades apreciables.

Ireno Cabana Yera es uno de los caficultores acogidos a los beneficios del Decreto Ley 259 y ya tiene listos mil 300 injertos para sembrarlos. «Son posturas fuertes, con un tallo más grueso», reconoce.

El proceso de injertación se realiza en la UCTB bajo supervisión de los especialistas con semillas y yemas certificadas, lo que ha contribuido a que tengan un índice de supervivencia de 90%. Cuando las plántulas están aptas para la siembra, entonces es que las entregan a los labriegos.

De acuerdo con estudios preliminares, una hectárea de café arábico normal, con las condiciones actuales aquí, produce 0.09 toneladas y una de injerto, aún sin estar en producción, ha llegado a 0.19 ton. Pero si se dispusieran de todos los recursos y se ejecutaran de manera óptima la limpia, fertilización, control integrado de plagas y enfermedades y el riego, podrían aportar 3 ton/ha, asegura Calzada Rodríguez.

La consolidación de esta tecnología, que resuelve uno de los problemas más acuciantes de la agricultura de montaña, contribuye a garantizar la sostenibilidad de la caficultura en el Escambray villaclareño, inmersa en un amplio programa de reanimación.

«Las elecciones en Cuba no son como dicen en Miami»

Por Norland Rosendo González

Un colega peruano no quería creerme cómo se efectuaba un día de elecciones en Cuba hasta que lo verificó en la práctica a principios de este siglo en La Habana cuando vino a un curso de periodismo.
No entendía que fuesen pioneros quienes cuidaran las urnas; ni que no existiesen campañas electorales para inducir las intenciones de votos por uno u otro candidato; ni que la gente asistiera a los colegios tan temprano.
«Lo de ustedes es francamente realismo-mágico, lo insólito, una alternativa democrática en sus exactas dimensiones», balbuceaba impresionado, mientras recorría varias mesas electorales de La Habana, sin que le fuese negado el permiso para comprobar el sistema.
Aquel día amaneció el cielo plomizo. Los partes meteorológicos indicaban que las probabilidades de precipitaciones eran altas en la región central del país. Sobre las nueve de la mañana comenzaron los aguaceros. Hasta yo creí que eso afectaría la participación popular.
Nada de eso, los registros de asistencia se comportaron como es tradicional desde 1976, cuando se celebraron las primeras elecciones cubanas con la Revolución en el poder. Más del noventa y cinco por ciento de concurrencia. Valió el catarro que cogimos en nuestro periplo por los colegios.
En ninguna valla mi amigo encontró la foto de los aspirantes a los escaños de los órganos locales del poder del Estado. Tampoco había acólitos de ninguno de ellos en las mesas, ni en las colas comprando sufragios o prometiendo un futuro espléndido si ganaba uno u otro.
Y los medios de prensa sólo reflejaban el proceso, emitían resultados parciales de la asistencia a las urnas, entrevistaban a los electores, pero nada de los candidatos.
Ellos, aunque eran los protagonistas, no tenían espacios públicos para hacer campaña. En nuestro sistema eso no hace falta porque las razones son otras, muy distintas a los que animan las elecciones en el resto del mundo.
Lo que sí pudo leer fueron las biografías de los aspirantes, ubicadas en las puertas de los colegios y en lugares visibles. Con una foto de ellos, y los datos más importantes de su trayectoria, los méritos que avalaban su nominación: su currículo, la participación en las actividades de la comunidad, su integración política y profesional.
Los pioneros se rotaban cada una o dos horas la custodia de las urnas. Vestían su impecable uniforme escolar y saludaban con el ademán característico de su organización estudiantil a los electores cuando depositaban su boleta. Realizaban las funciones que antes de 1959 correspondían a los militares. En ausencia de las armas que matan, empleadas por aquellos, los pequeños utilizan sus sonrisas y su ingenuidad, el augurio de un futuro límpido y pacífico, sin mezquindades, ni pensamiento mercantilista.
A mi amigo le sorprendió que estuviesen creados los mecanismos para que las personas con derecho al voto, pero incapacitadas físicamente para acceder al lugar donde radicase su colegio, pudieran ejercerlo, sin que mediaran presiones o formas de agenciarse su emisión.
A pesar de las lluvias al filo de las doce del día ya habían desfilado por las urnas más del setenta por ciento de los votantes. Conversó con decenas de ellos y todos respondían con entusiasmo que aquel era un acto de compromiso con el proceso revolucionario, que asistían por conciencia y no porque fuesen obligados, falso argumento esgrimido por nuestros enemigos para intentar tergiversar el éxito eleccionario cubano.
Una anciana le explicó cómo se escamoteaban los votos durante los gobiernos existentes antes del triunfo de la Revolución. Cómo un candidato le condicionó a su esposo la permanencia en su pedazo de tierra a la entrega de las cédulas electorales de su familia para ganar los comicios.
El testimonio más dramático lo aportó un hombre aún robusto, con las manos callosas de mucho trabajar, el pelo cubierto por lacias canas. Para salvar a su hija de una enfermedad contagiosa tuvo que garantizarle su voto al médico de la zona, quien se había postulado, pues de lo contrario, no la consultaría.
Durante la jornada observamos un detalle significativo. Cuando los candidatos iban a emitir su sufragio lo hacían con absoluta modestia, sin alardes, ni arrogancia. Votaban y se retiraban para sus hogares. Apenas saludaban a sus vecinos de siempre, y evitaban las exposiciones públicas para que la gente no fuese a pensar que estaban recabando adeptos.
A la postre, no importa el vencedor, sino la gestión social que asumiría, el trabajo comunitario y la voluntad que pusiese en el empeño. Y esas cualidades eran imprescindibles para ser inicialmente nominado.
Al peruano le impresionó la heterogeneidad intelectual de los candidatos. Los había ingenieros, licenciados, doctores, maestros, deportistas, cantantes, músicos, ganaderos, militares y policías. También cosecheros de tabaco, caficultores, estudiantes, fogoneros, albañiles y hasta jubilados. Todos con un gran prestigio en su localidad, con vocación altruista y buenas intenciones.
Y como colofón participamos en el conteo de un colegio. Porque aquí las boletas se abren y cuentan públicamente, delante de los vecinos y de cuantos deseen observar el proceso, ya sean nacionales o extranjeros. Solamente una persona no marcó por ningún candidato. El resto fueron boletas declaradas válidas. Sin enmiendas, ni tachaduras. Y para mayor excitación hubo paridad en las cantidades de votos para un y otro hasta el final.
Entonces hubo felicitaciones, aplausos, y compromisos de los moradores para colaborar en el trabajo. Fuimos, periodistas al fin, los primeros en conversar con el ganador, yo dejé que mi amigo formulara la primera pregunta, y quedó más desconcertado aún con la respuesta: «Aquí no hay vencedor, ni vencido, nuestro sistema de democracia no contempla las elecciones como un momento de rivalidad por el poder, sino de selección de un representante de la comunidad para favorecer la participación, el intercambio, la búsqueda de soluciones comunes, que es en esencia el verdadero poder de los cubanos».
Mientras el noticiario estelar de la televisión nacional reportaba aquella noche los resultados definitivos de la jornada, mi compañero miraba en lontananza hacía el sur, en sus pupilas había esperanza, sueños y optimismo, porque, como me dijera después, las utopías son posibles. Y reflexionó: «La democracia de ustedes no es el mecanismo diabólico que pregonan desde Miami».

¿A los 50?... espeso, picante y oloroso

Por Norland Rosendo González

Como los apetitosos ajiacos criollos, un periódico debe tener de todo para que los lectores se lo «beban» hasta la última nota, aquella pequeña que tuvo que hacer fuerza ante los ojos de los editores para poder colarse a la hora del cierre en una esquinita de la página 8.

Un cocinero improvisado lo vierte todo en la cazuela y el resultado rara vez resulta agradable al paladar. Igual sucede con los diarios si los ingredientes no se mezclan en la proporción adecuada y con la magia de los auténticos chef. A 50 años del primer ajiaco periodístico servido en páginas impresas, Vanguardia sigue en el infinito experimento para mantenerse como el «plato» elegido de los sábados.

Para un buen caldo escogemos gallinas del patio; nada de las importadas, para que se parezca a la gente que lo va a consumir. O sea, que las esencias (las temáticas) sean villaclareñas, sin caer en provincianismos, ni visiones restringidas.

Semejante al aporte de unas libritas de malanga, a pesar de que la reina de las viandas tiene cotizaciones celestiales en los mercados, el reportaje le da espesura, plasticidad, consistencia a cada edición. El asunto visto desde un abanico de fuentes, criterios, datos, escrito con limpieza y elegancia; calientico, para que le suba la temperatura a los decisores y ponga a hervir las soluciones.

Un reportaje así les da oportunidad a los vendedores callejeros de periódicos de pregonar con éxitos su «mercancía». Y algunas semanas después, todavía pasa de mano en mano el papel, ya casi marchito, con el texto de marras.

Exóticas como el ñame están últimamente las entrevistas, que debieran ser más, pues buenos cultores del género tenemos en Vanguardia, sobre todo las de personalidad que tanta jerarquía le dan a las páginas. Son las vedet de las publicaciones.

Si no tiene unas mazorcas de maíz, «échele» dos o tres ilustraciones de Melaíto, que esas nunca se pierden en la cazuela, con el tiempo siguen intactas, como para saborearlas por el mensaje que portan, la originalidad de los trazos y la exclusividad del sabor. Si otras viandas pierden su forma con el agua hirviendo, esta no, se aferra a la tusa y resiste.

El almidón, a falta de yuca, lo dan las fotos, que hacen «potable» los textos. Flashazo se hace acompañar de unas ligeras letricas para exhibirse sola en la página 8, pero ojo, que «levanta muertos» como los caldos de gallina criolla cuando uno tiene catarro.

Calabaza, plátano, papa: notas, comentarios, artículos… ingredientes habituales, no siempre de primera (una eterna inconformidad porque las tierras son fértiles y abonadas), pero resultan imprescindibles en el ajiaco periodístico de Vanguardia. Cada semana, los periodistas «producen», de manera individual o en equipo, las viandas que los chef echan en el caldero gigante del cual salen unas 45 mil raciones sabatinas.

Pero no basta con eso. La sazón es lo que hace que cada edición «sepa» diferente. El diseño, que sin quebrar las reglas, los cánones de la publicación, le da visualidad, atractivos; es como el olor que se esparce y atrae a los lectores.

Ajo, cebolla, cilantro, pimiento, ají, puré de tomate, comino… cada uno y todos a la vez, le dan el sabor a las páginas; a veces imperceptibles: el tamaño de las letras, los encuadres, la disposición de textos y gráficas, los énfasis, los colores, los espacios en blanco. Y ya cuando está listo, en el poligráfico le dejan caer unas gotas de limón al papel entintado para que usted se lo beba con más deleite el sábado por la mañana.

Sin esos condimentos no hay Vanguardia «sabroso»; sería una mezcla insípida de trabajos periodísticos, que tras una simple ojeada, desecharían los lectores. Medio siglo después de su primera cocción, el 9 de agosto de 1962, nuestro periódico apuesta por mantenerse espeso, picante y oloroso.

«Con la caballería lista, por si acaso»

Por Norland Rosendo González

Los escépticos (de aquí y de allá), los que piden el pie en el acelerador de las transformaciones, los que creen que nuestros cambios significan el desmontaje del socialismo, tuvieron respuestas muy coherentes en el acto guantanamero para conmemorar el Día de la Rebeldía Nacional y el Noveno Período de Sesiones de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP).

En la clausura del parlamento, Raúl ratificó una idea que debe ser la brújula: «Proseguiremos avanzando con decisión, serenidad y audacia, sin prisas, pero sin pausas, evitando cometer errores de significación estratégica». Y el pasado jueves, el primer vicepresidente cubano, José Ramón Machado Ventura, la complementó en el acto por el 26 de Julio: «reforzando la institucionalidad del país, pensando y planificando en detalle cada nueva decisión».

Cuba vive un proceso de actualización del modelo económico con un enfoque integral, sinérgico, que no descuida la teoría ni el contexto internacional, matizado por una multicrisis: financiera, económica, de valores, alimentaria, energética, democrática, climática, de derechos y de género, ecológica, que ha dejado como consecuencia más lamentable el aumento exponencial de la brecha entre los ricos (cada vez menos) y los pobres (cada vez más).

Ante ese panorama, agudizado por las tensiones del bloqueo y las deformaciones estructurales de la economía nacional, los cambios han de contribuir a un paradigma de desarrollo autóctono, profundo, pero sobre todo, sostenible, que supere la veleidosa mentalidad de supervivencia a corto plazo que nos han impuesto las circunstancias en los últimos tiempos.

En palabras de Machado Ventura: «El asunto no consiste en resolver un problema a costa de crear otro, sino de encontrar soluciones definitivas para no retroceder posteriormente». Pero esa sostenibilidad exige actuar con espíritu de pelea frente a las dificultades y declararle «la guerra sin cuartel al derroche, la indolencia y las actitudes negligentes o burocráticas».

Empresas fuertes y nuevas cooperativas

Implementar y desarrollar los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido resulta un proceso complejo, que abarca no solo la dimensión económica; hay que superar barreras psicológicas, comportamientos pasivos y falta de creatividad en los enfoques y las respuestas a los múltiples asuntos. Han de crecer los espacios para el debate, el diálogo y la participación activa y consciente de los trabajadores y el pueblo en la toma de las decisiones.

La transformación de la empresa estatal socialista en aras de garantizar su eficiencia, productividad y liderazgo en el ámbito económico constituye una de las prioridades que tanto se ha demandado y en las que se darán los primeros pasos próximamente, tras rigurosos estudios.

Atrás han de quedar añejas fórmulas que desestimulan al sistema empresarial, lo lastran, bloquean la creatividad de directivos y trabajadores. Habrá una flexibilización de los objetos sociales, los precios serán formados según los costos de producción o referentes internacionales, las empresas podrán recapitalizarse a sí mismas, entre otras novedades que les garantizarán cobertura para adaptarse a los entornos cambiantes y competitivos en los que se mueve la economía.

La creación de cooperativas no agrícolas es otro paso trascendental dentro de los cambios en la estructura de la propiedad social cubana, y estas dispondrán de privilegios entre las formas no estatales en cuanto a la carga tributaria y otros aspectos, pues estas asociaciones tienen como principio que las utilidades se distribuyen según el trabajo aportado por sus miembros y refuerzan el sentido de pertenencia.

A juzgar por las perspectivas y potencialidades para la creación de cooperativas en diversos sectores, esta modalidad podrá dinamizar la prestación de servicios deteriorados como el transporte y la gastronomía estatal, a la vez que generará empleos con respaldo productivo.

Los cambios —que ocurren de manera ininterrumpida, pero sin improvisación ni apresuramientos— abarcan una nueva Ley Tributaria, aprobada por los diputados, y también al trabajo por cuenta propia (TPCP) con la incorporación de más actividades, nuevos modelos de gestión para locales de gastronomía y otras flexibilizaciones, adoptadas según el comportamiento de esta experiencia a la que en junio de este año ya estaban acogidos 390 mil 598 personas, cifra que supera en 233 mil 227 a la de mayo de 2010.

Producir más comida y mejorar los contratos

La agricultura sigue siendo la asignatura pendiente. Los volúmenes productivos todavía no satisfacen las expectativas, y mucho menos las necesidades. Más de un millón de hectáreas agrícolas están ociosas aún. Aunque crecieron los aportes de frijoles, leche y arroz, no cumplieron sus planes, y muy por debajo quedaron los sectores porcino y citrícola, preponderantes todos en la sustitución de importaciones.

Esas y otras deficiencias obligan al país a importar mil 700 millones de dólares en alimentos en un mercado foráneo que resulta hostil para Cuba, pues las arbitrarias y extraterritoriales presiones de Washington nos encarecen las transacciones comerciales.

En aras de elevar las cosechas, se amplía el máximo de tierras a entregar por el Decreto Ley 259 a cinco caballerías (67,10 ha), a la vez que se podrán construir viviendas dentro de esas áreas, entre otros beneficios que deben favorecer el desarrollo sostenible de la agricultura, que lamentablemente cuenta con un notable exceso de trabajadores sin vínculo directo a la producción y estructuras que, lejos de beneficiar, agobian a las formas productivas.

Pero todos estos cambios y los que aún faltan no podrán tener éxito sin disciplina, orden, exigencia y rigor; sin un perfeccionamiento de las relaciones contractuales entre los actores económicos, un mecanismo vital para eliminar las cadenas de cuentas por pagar y por cobrar que sirven de fachada a actos de corrupción e ilegalidades.

Sin pausa, pero sin tregua

La mentalidad de los maratones y las improvisaciones es superada poco a poco por la planificación estratégica y la racionalidad para «no permitir que decisiones trascendentales para el futuro de la nación se conviertan una vez más en letra muerta», como alertara Raúl en la clausura de la última sesión del Parlamento.

Quienes apostaron (casi todos con malas intenciones) porque los Lineamientos quedarían engavetados, como pasó con iniciativas anteriores, han visto esfumarse sus sueños. Los cambios están ocurriendo, sin pausa, pero sin tregua, a la velocidad que consideramos adecuada los cubanos, principales interesados en que esta carrera tenga un ritmo sostenido para construir una sociedad socialista más auténtica y autóctona.

Y a la par que volcamos nuestros mayores esfuerzos en la economía para preservar los éxitos sociales de la Revolución, seguimos, como les recordara Raúl en Guantánamo a los que vislumbran un retorno al capitalismo en Cuba: «Con la caballería lista, por si acaso».

Oh, si el Tío Sam es bizco

Por Norland Rosendo González


Parecía que tenía la mirada clavada al otro lado del océano. Allá, muy lejos, donde los pozos de petróleo brotan como los manantiales de agua aquí; donde osan usar uranio enriquecido sin su anuencia; donde es necesario sacar del camino a un «tirano» para consumar sus planes geoestratégicos contra Rusia y China. Allá, donde se huele todos los días a carne quemada por las dos últimas guerras contra «el mal».

Pero no, el Tío Sam, tan astuto como siempre, estaba mirando por el rabillo de un ojo hacia otra parte. Hizo el guiño que sus súbditos esperaban y cuando el Complejo Mediático Industrial trasmitía los goles de la Eurocopa, se consumó el zarpazo en Paraguay, un golpe al Estado (y sobre todo, al pueblo), una jugarreta política que dejó «fuera de juego» al mandatario legítimo, en nombre de los intereses de las trasnacionales del agronegocio y las finanzas, de la oligarquía nacional y de la extrema derecha apoderada del poder legislativo.

Sin el beneplácito de Washington, las elites de poder conservadoras en América Latina y el Caribe son incapaces de mover un dedo. Lo acaba de confirmar el escándalo de Paraguay. La «senadocracia», un grupito de mandamás con los bolsillos llenos, decidió quebrar la constitución para destituir al presidente electo por el mismo sistema democrático que ellos habían alabado tanto: las urnas.

A Fernando Armindo Lugo Méndez, un hombre de una ética y una dignidad que desentona con la de los herederos del dictador Alfredo Stroessner, le hicieron un juicio express, ni siquiera sumarísimo, porque fue tan breve, que de los cinco días que le correspondían para su defensa, solo le dejaron menos de 24 para prepararse y dos horas para presentarla. Dos tristes horas para la nación mediterránea, y en una votación que se sabía de antemano, le dijeron a Lugo: Fuera, tú no sirves para administrar nuestros intereses patrios, tu norte es el sur, y el nuestro, el norte.

La derecha sabía que cinco días eran suficientes para que el pueblo guaraní se articulara y defendiera a su presidente con el apoyo de los organismos regionales (UNASUR, CELAC) que poco a poco le quitan las fronteras a Nuestra América y unen a los hermanos que nunca debieron estar separados.

Los diputados pidieron al Senado que lo juzgara en virtud del artículo 225 de la constitución paraguaya: El Presidente de la República, el Vicepresidente, los Ministros del Poder Ejecutivo, los Ministros de la Corte Suprema de Justicia, el Fiscal General del Estado, el Defensor del Pueblo, el Contralor General de la República, el Subcontralor y los integrantes del Tribunal Superior de Justicia Electoral, solo podrán ser sometidos a juicio político por mal desempeño de sus funciones, por delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos o por delitos comunes.

Y alegaron que Lugo había desempeñado mal sus funciones, « (…) en razón de haber ejercido el cargo que ostenta de una manera impropia, negligente e irresponsable, trayendo el caos y la inestabilidad política en toda la Republica, generando así la constante confrontación y lucha de clases sociales (…)».

Lo acusaron de instigar la lucha de clases en una concentración de jóvenes socialistas, de generar inseguridad en el país, de firmar un documento de la UNASUR que prevenía la ocurrencia de golpes de Estado, pero para la derecha local ese texto tenía otra lectura: «constituye UN ATENTADO CONTRA LA SOBERANÍA de la República del Paraguay» y para rematar, de ser el responsable de la matanza del 15 de junio pasado en Curuguaty, durante un desalojo de latifundio propiedad del ex presidente del Partido Colorado, Blas Riquelme, donde perecieron seis policías y 11 campesinos.

No había pruebas, pero la prensa, aliada con los intereses oligárquicos, se había encargado de visibilizar «los hechos» y generar estados de opinión favorables al juicio político. Desde Washington, y a través de su fastuosa embajada en Asunción —una estación CIA con sólidos tentáculos desde la época del Plan Cóndor—, seguían la puesta en práctica del nuevo guion para atomizar a Latinoamérica y detener el auge izquierdista de los últimos tiempos en la región.

La fractura de la constitucionalidad, con visos de acto legal, es la nueva propuesta de las elites reaccionarias para asumir el poder en contra de la voluntad popular. Sin despliegues militares en las calles, ni generales quemando la Carta Magna y disolviendo parlamentos; sin encarcelamientos de mandatarios legítimos, ni su envío al exterior. Los golpes de ahora son diferentes, bajos, como ganchos al estómago para dejarte sin aire por un momento y cuando despiertes, todo te parecería igual, pero no lo es.

El nuevo milenio empezó con los intentos fallidos en Venezuela 2002, pero el pueblo reaccionó rápido, neutralizó a Pedro El Brevísimo Carmona y su séquito y restituyó a Chávez en el poder. A Bolivia la quisieron desmembrar en 2008, variante secesionista que fue abortada.

Después vino el triste caso de Honduras 2009, al mandatario Manuel Zelaya lo montaron en un avión y lo dejaron en la pista aérea de Costa Rica. Un año después, colocaron a la policía ecuatoriana contra su presidente y la situación se puso muy tensa, pero esa vez los militares de honor restablecieron el orden.

Ahora le tocó a Paraguay, con una maniobra política inédita, en virtud de las vulnerabilidades de una democracia tutelada por grupos reaccionarios muy poderosos (en dinero, tecnología y asesoramiento exterior).

Tras todos esos capítulos contra el ascenso de las fuerzas progresistas al poder en América Latina y el Caribe está la mano de los jerarcas de los E.E.U.U., que siguen apostando porque este sea su traspatio donde vender sus mercancías manufacturadas, extraer riquezas naturales baratas o gratis, instalar bases militares y conservar una hegemonía cultural que le garantice su dominio imperial.

América ha de andar despierta, previsora, ante la probable ocurrencia de otras jugarretas de Washington y sus aliados locales en tiempos en que la unipolaridad hace aguas ante la emergencia económica y política de China, Rusia, Brasil, India, Argentina, y la articulación de alianzas regionales basadas en la cooperación, la complementariedad y el respeto a las diferencias, sin que en ellas participen los Estados Unidos.

Parecía que estaba entretenido en otra parte del planeta, pero no, el Tío Sam ha demostrado que su apetito de poder es tan voraz que no duerme, y haciéndose el bizco, guiñó el ojo de la derecha para que sus acólitos de Paraguay dieran otro golpe bajo a la democracia y a la unidad continental.